ENTREVISTA A PABLO FONTAINE EN SUS 86 AÑOS DE VIDA
En este camino, siguiendo los pasos de Jesús, le ha tocado formar parte de la historia de nuestra Iglesia conociendo a grandes personajes que han tocado el corazón de ella.
- Me quiero referir al Padre Damian Saymon acompañante de San Alberto Hurtado, Abbé Pierré fundador de los traperos de Emaus, Rene Voillaumé fundador de los hermanitos de Jesús, Pierre-andré Liégé propulsor del Concilio Vaticano II, Roger Shutz fundador de la conocida comunidad de Taizé, a los Padres de los pastorcitos de Fátima y también al papa Pio XII con quien sostuvo una audiencia. ¿Qué recuerdos tiene de estas personas que hoy se han transformado en personajes para nuestra Historia Eclesial?
El Padre Damián fue mi confesor durante mi adolescencia y en el tiempo de discernir mi vocación religiosa. Más tarde fui su superior y murió en ese tiempo.
Era un santo varón que me ayudó a sentir un Jesús cercano y atrayente. Era fervoroso, entusiasta y caritativo.
El abbé Pierre estuvo alojado en el Colegio sscc donde yo era el rector. Conversamos sobre el Concilio que en ese momento estaba en plena acción. Los dos éramos jóvenes. Me expresó su poco entusiasmo por el Vaticano y su esperanza en Juan XXIII para lograr una Iglesia pobre y de los pobres.
Voillaume alojó en la Casa de Formación Los Perales donde yo era profesor. Me entregó mucho para una vocación en la sencillez imitando a Jesús y su cercanía a los pobres. Me animó a colaborar con una Congregación nuestra, más humilde y despojada de grandezas.
Liégé dio notables conferencias después del Concilio que abrieron muchos horizontes. Tiempos de creatividad y esperanzas.
A Roger Schutz sólo lo conocí de pasada.
También los padres de los pastorcitos de Fátima. Conocí su casa muy humilde y su bondadoso saludo. Era imposible entendernos por el idioma. También una tía de los pastores me llevó a conocer el pozo en que se les habría aparecido un ángél. Todo ello como algo muy natural.
A Pío XII fui presentado junto con mi mamá en una audiencia a pequeños grupos. Me regaló un medallón y nos dio su bendición para el nuevo sacerdote que era yo.
- En su vocación como Religioso de los Sagrados Corazones, la opción por los pobres se ha transformado en una opción primordial para su vida (así lo demuestra en su diario quehacer) ¿Qué espera de esta sociedad que dice crecer en un mundo “globalizado”? , -donde los pobres muchas veces no caben-
No puedo perder la esperanza en que algún día, sin necesidad de igualdad total, los pobres tengan una vida más digna y llevadera. Pero esto exige no sólo medidas económicas y políticas sino un cambio de corazón sobre todo de parte de los ricos.
- De la congregación que le vio crecer desde muy pequeño, ¿Qué espera de ella en un futuro no muy próximo?
Para la Congregación espero y deseo que sea un grupo pequeño pero muy fervoroso en el seguimiento y predicación del amor, presente en Jesús y en la Virgen. Una Congregación muy fraternal y sencilla capaz de producir comunidad a su alrededor y de anunciar el Reino de Jesús a todos, especialmente a los pobres
- ¿Cuál es el llamado que le hace a los Jóvenes en el momento de optar por una vocación?
A los jóvenes que buscan su camino les diría que no encandilen con valores que perecen como el éxito, el dinero, el poder, el halago. Que busquen ser Jesús para los demás y lograr un mundo más feliz para sus hermanos.
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